miércoles, 17 de octubre de 2012

VII

Eras lo más precioso que jamás compartió mi camino.
Eras un ángel, la luz al final de cada recorrido.

Eras la persona que mejor se portó jamas conmigo,
fuiste la que más me amó, y yo sin parecer sorprendido.

Más no queriendo dejar de llorar,
sé que no podré olvidarte nunca.
Tus recuerdos permanecerán,
mientras mi vida transcurra.

Jamás nadie podrá adorarme como tú lo hiciste,
ni nadie podrá adorarte como yo lo hice.

No entiendo aún la situación,
que me llevó a enloquecer por ti,
que entregaba cada rincón,
cada brusca emoción,
para poder hacerte feliz.

Te amé tantísimo que me dolía.
Sentí tantísimo por ti, que sólo por ti sentía.

Quizás demasiado jóvenes para entender tantísimo sentimiento,
quizás demasiado jóvenes para conocernos en mal momento.

Ahora recuerdo y reparo en cada foto y cada gesto,
y veo detrás de cada uno una adoración escondida.
Aún puedo observar en la manera en que me miras,
que hubieras entregado por mi tu último aliento.

Y lo siento,
te juro que lo siento.
No puedo dejar de sentir que ya no te tengo.

Y lo siento,
porque sigue pasando el tiempo.
Y no soy capaz de olvidar todos los recuerdos.

No puedo,
no de esta manera.
Pasé de ser tu todo a no ser nada.
Pasé de verte cada día a nunca.

Me duele tantísimo aún el corazón,
que no sé si vivir por inercia o dejarlo todo.
Vivo sin vivir porque no merezco perdón,
y no soy capaz de perdonarme, haberte perdido.

No soy capaz de ver mi felicidad,
porque la única felicidad de mi vida fuiste tú.
Fuiste la primera persona que amé jamás,
y no te voy a olvidar ni aunque muera.

Aún te quiero,
aún te quiero y te adoro con toda mi alma.
No puedo dejar de escribir sin llorar,
no puedo parar de llorar y de ahogarme.
No quiero dejar de sufrir,
pues siento que lo merezco por abandonarte,
por dejar que dejaras de amarme,
por no ser suficiente para seguir a tu lado,
por no morir de verdad, ahora que me has olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario