sábado, 12 de enero de 2013

Cruda realidad

Si ahora quieres a otro, significa que no me quisiste ni una cuarta parte de lo que yo te quise a ti. No me adoraste de esa manera. De esa no.
Y no es malo, ni está mal que lo hagas, sólo me asegura y me confirma que sentía exactamente lo que te decía. Aquellas cosas que siempre te dije y que tú no creías. Tal vez ya sea tarde, pero es mi manera de demostrarte que eran verdad.

Siempre te dije que yo te quería más, y al final, gané.


miércoles, 9 de enero de 2013

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante

"Encontré la libertad. Perder toda esperanza era la libertad"

Hay que pensar con optimismo. Con seguridad y convicción.
Sí, ella será siempre el amor de mi vida. Siempre. Hasta que muera. Pero ahora es feliz. Muy feliz. Todo lo feliz que yo no pude hacerla, y eso me hace inmensamente feliz a mi. Inmensamente.

Planteo mi vida como una sucesión de actos donde lo principal, es pensar siempre que todo, TODO, va a salir bien. La mentalidad negativa es un estorbo. Tenemos una sóla vida para complicarnosla con problemas sin solución o cosas que no tienen remedio.

Por ahora, planes cercanos. Estudios, mi moto, y mis hermanos. Poco más. No pido más, no quiero más.
Noto que se me acercan ráfagas de deseo queriendo acercarme a otra relación. Pero me niego. Yo sólo tengo y tuve un amor. No más. Ya he escarmentado. Sentir es sufrir. Sólo quiero sentir cosas buenas, vivir cosas alegres. Ya basta de relaciones que no quiero ni yo. Ya basta de dejarse llevar por un físico atrayente y cuatro apretones. 

Yo no soy de nadie, sólo me pertenezco a mí. Ahora lo veo todo más claro. Ahora ya no tengo nada, y me siento inmensamente feliz. Nada que buscar, nada que encontrar, nada que te ate. 

He perdido la esperanza, y con ello, encontré la puta libertad.


domingo, 6 de enero de 2013

¿Me amas?¿A cuántos más con las mismas ganas?

Supongo que serán las putas Navidades, o el puto invierno, o la puta época de reencuentros que se supone que es.

Aunque no forme parte de su vida sigo queriendo saber de ella. Y eso me arde en el alma. Querer saber a cada segundo cómo estará, cómo la tratarán, sus vivencias. Pero no puedo.
Haberme quedado excluido de su vida duele. Duele este destierro donde ya no tengo ni siquiera la capacidad de saber qué ha hecho en su día. Es muy duro no saber si quiera cómo fue su cumpleaños, verla sonreír al apagar las velas, o haberle buscado un ansiado regalo para hacerla feliz.

Es duro quedar apartado, a la fuerza, de la vida de otra persona. Porque aunque quiera, aunque yo siga queriendo saber más, comprender más de lo que le ocurre y saber qué tal le va cada día, no puedo hacerlo. No puedo hacerle esto. Ella decidió dejarme e irse, y lo tengo que aceptar. Mi dolor es cosa mía, no puedo inmiscuirla en este mundo de soledad y autodestrucción del que ahora soy el dueño.

Si de verdad la amo, si de verdad la sigo adorando, debo mantenerme al margen de su vida. Para siempre.
Y, me pese lo que me pese, con mil lágrimas en mis ojos, no la molestaré... Es el precio que debo pagar por seguir adorándola.

"Y me alejé de ti, no porque te dejara de querer, sino porque te sigo amando..."


Mi cielo

Por momentos intenté decirle que ella era mi cielo. Mi vida. Mis anhelos. Mi mundo. Pero tal vez no fui capaz de expresar con palabras todo lo que encerraba.
Cada gesto salido de su ser era un acto que yo adoraba. Que yo, a decir verdad, sigo adorando.
No me hace falta verle la cara para saber quién es. Conozco su forma de andar, la reconozco como anda. La reconozco cuando sonríe. La reconozco cuando miente y cuando me dice la verdad.
Adoro tanto todo lo que la forma, que conozco más de toda ella que de mí. Porque a decir verdad, aún no sé que cojones escondo ni que quiero.

La cagué. La hice llorar tantísimas veces que no merezco si quiera su mirada. Le hice mucho daño, la hice sufrir, cuando sólo trataba de encontrar una solución para no perderla nunca.

Pero se fue, y yo sigo aquí, reconcomiéndome por dentro y pensando que sí, que tal vez ya todo haya pasado. Pero me miento. Es una cruda y gris mentira. La veo y me vuelve a palpitar el corazón con a fuerza de un gigante. No tengo maneras de decirle aún cuánto la quiero. Tampoco las tenía entonces. Y tampoco las tendré jamás.

Mi primer y único amor, ha quedado grabado a fuego para siempre en mis entrañas. Morirá conmigo.

Sería idiota si dijera que no la busco con la mirada en cada sitio que voy. Si no busco cada gesto de ella. Cada sonrisa.

No quiero salir de su vida. Juro que no quiero salir de su vida. Porque eso significaría salir de la mía.

Tal vez me olvidaste ya, pero yo nunca lo haré. Porque una vez te dije que lo nuestro sería para siempre, y no necesito tenerte a mi lado, que me hables, que me mires, que no quieras a nadie salvo a mí, para cumplir mi promesa. Y una parte de ti, siempre me llevará contigo. Y con eso, con ese resquicio de felicidad que alguna vez pude darte, ahora me conformo y me hace sentir bien.

Quiero teñir mi piel con ese sentimiento que sólo tú eres. Que sólo tu formas. Quiero volver a perderme en las horas de tu olor y de tu ser. Quiero volver.

Pero ya es tarde, ya nada es posible, todo ha cambiado, menos lo que siento. Que por desgracia cada vez tengo más claro, que nunca lo hará.


"Hoy vuelvo a recordarla,
cruzo el recelo de su cielo.
Siento que muero en su duelo,
siento que la vida me amarga.

La carga, ardua y triste,
embiste su osamenta en mi pecho.
Mi pesado corazón desecho,
hace añicos lo que rehíce.

Me apiadé de mi, me perdoné,
mas sigo roto por tu abandono,
lloro en soledad, a menudo lloro,
por no ser capaz, de dejarte de querer..."